domingo, 27 de junio de 2010

La danza de los estúpidos

Si el mundo fuera un lugar perfecto para vivir, debería estar habitado por un 50% de inteligentes y 50% de estúpidos. Dado que los inteligentes, son capaces de generar beneficios positivos para sí y los demás, por el contrario, los estúpidos provocan beneficios negativos para ellos mismos y también para otros. Estando así las cosas, ambos efectos se anularían y el beneficio neto, sería igual a cero.

En 1988, el académico e historiador de la economía, el italiano Carlo M. Cipolla (1922-2000) y publicó un estudio contenido en el libro "Allegro ma non troppo", llamado las “leyes fundamentales de la estupidez humana”.

En el texto referido Cipolla, subdivide a los seres humanos en cuatro categorías: Desgraciados(D), Inteligentes(I), Bandidos (B) y Estúpidos (E).

Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.

Según Cipolla, la condición de estúpido de una persona viene genéticamente determinada y no guarda relación alguna con el sexo, raza, edad ni profesión. Este grupo es extremadamente peligroso, dado que los estúpidos no saben que lo son, actúan sin ser capaces de discernir en el resultado de sus actos, son impulsivos, por tanto es casi imposible preparar una defensa, ya que no se sabe cuándo, dónde, ni por qué entran en acción. Esta condición les permite, siempre actuar con ventaja y tomarnos por sorpresa. La única posibilidad que tenemos con ellos, es alejarnos.

Para un estudio más acabado es que Cipolla nos plantea “las 5 leyes fundamentales de la estupidez humana”

Primera ley: Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.

Segunda ley: La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona

Tercera ley: Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.

Cuarta ley: Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.

Quinta ley: Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.

Las organizaciones empresariales no están exentas de la presencia de estos seres. Es por esto es que en futuras entregas entraremos en detalles, en cada uno de las leyes y usted estimado lector, en su propio entorno podrá realizar la clasificación de acuerdo a su visión de las cosas. Claro, debo advertirle, es bajo su propio costo y riesgo, ya que ninguno (usted ni yo) estamos exentos de la posibilidad de caer en esta nefasta categoría…

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