domingo, 26 de diciembre de 2010

La fábula de los cerdos asados

de Gustavo F. J. Cirigliano
Una de las posibles variantes de un viejo cuento sobre el origen del asado es ésta:

Cierta vez se produjo un incendio en un bosque en el que se encontraban cerdos. Éstos se asaron.

Los hombres, acostumbrados a comer carne cruda, los probaron y los hallaron exquisitos. Luego, cada vez que querían comer cerdos asados prendían fuego a un bosque... Hasta que descubrieron un nuevo método.


Pero lo que yo quiero narrar es lo que sucedió cuando se intentó modificar El Sistema para implantar uno nuevo. Hacía tiempo que algunas cosas no marchaban bien; los animales se carbonizaban, a veces quedaban parcialmente crudos, otras de tal manera quemados que era imposible utilizarlos. Como era un procedimiento montado en gran escala preocupaba mucho a todos, porque si El Sistema fallaba en gran medida, las pérdidas ocasionadas eran igualmente grandes. Miles eran los que se alimentaban de esa carne asada, y también muchos miles eran los que tenían ocupación en esa tarea. Por tanto El Sistema simplemente no debía fallar. Pero, curiosamente, a medida que se hacía en mayor escala, más parecía fallar y mayores pérdidas causar.


En razón de las deficiencias, aumentaban las quejas. Ya era un clamor general la necesidad de reformar a fondo El Sistema. Tanto que todos los años se reunían Congresos, Seminarios, Conferencias, Jornadas para hallar la solución. Pero parece que no acertaban a mejorar el mecanismo, porque al año siguiente se volvían a repetir los Congresos, Seminarios, Conferencias, y Jornadas. Y así siempre.


Las causas del fracaso del Sistema, según los especialistas, debían atribuirse o bien a la indisciplina de los cerdos que no permanecían donde debieran, o bien a la inconstante naturaleza del fuego tan difícil de controlar, a los árboles excesivamente verdes, o a la humedad de la tierra, o al Servicio de Informaciones Meteorológicas que no acertaba con el lugar, momento y cantidad de lluvias, o...


Las causas eran -como se ve- difíciles de determinar porque en verdad El Sistema para asar cerdos era muy complejo: se había montado una gran estructura; una gran maquinaria con innumerables variables, se había institucionalizado. Había individuos dedicados a encender: los Igniferi, que a su vez eran especialistas de sectores: incendiador o ignifer de zona norte, de zona oeste, etc., incendiador nocturno, diurno con especialización matinal o vesperal, incendiador de verano, de invierno (con disputas jurisdiccionales sobre el otoño y la primavera). Había un Director General de Asamiento y Alimentación Asada, un Director de Técnicas Ígneas (con su Consejo General de Asesores), un Administrador General de Forestación Incendiable, una Comisión Nacional de Entrenamiento profesional en Porcología, un Instituto Superior de Cultura y Técnicas Alimentarias (el I.S.C.Y.T.A.) y el BODRIO (Bureau Orientador de Reformas Ígneo-Operativas).


El BODRIO era tan grande que tenía un inspector de reformas cada siete mil cerdos, aproximadamente. Y era precisamente el BODRIO el que propiciaba anualmente los Congresos, Seminarios, Conferencias y Jornadas. Pero éstos sólo parecían servir para aumentar el BODRIO, en burocracia.


Se había proyectado y se hallaba en pleno crecimiento la formación de nuevos bosques y selvas, siguiendo las últimas indicaciones técnicas (en regiones elegidas según una determinada orientación y donde los vientos no soplaran más de tres horas seguidas, donde era reducido el porcentaje de humedad, etc.)


Había miles de personas trabajando en la preparación de esos bosques que luego se habrían de incendiar. Había especialistas en Europa y en los EE.UU. estudiando la importación de las mejores maderas, ár¬boles, cepas, semillas, de mejores y más potentes fuegos, estudiando ideas operativas (por ejemplo: cómo hacer pozos para que en ellos cayeran los cerdos). Había además grandes instalaciones para conservar a los cerdos antes del incendio, mecanismos para dejarlos salir en el momento oportuno, y técnicos en su alimentación.


Había expertos en la construcción de establos para cerdos; profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; investigadores que brindaban el fruto de su trabajo a las universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos; fundaciones que apoyaban a los investigadores que brindaban el fruto de su trabajo a las universidades que preparaban a los profesores formadores de los expertos en la construcción de establos para cerdos, etc.


Las soluciones que los Congresos sugerían eran por ejemplo: aplicar triangularmente el fuego luego de dividir la velocidad del viento norte por la velocidad de viento sur; soltar los cerdos quince minutos antes de que el fuego promedio del bosque alcanzara 47º; otros decían que era necesario poner grandes ventiladores que servirían para orientar la dirección del fuego. Y así por el estilo. Y no se necesita decirlo, muy pocos de los expertos estaban de acuerdo entre sí, y cada uno tenía investigaciones y datos para probar sus afirmaciones.


Un día, un ignifer Categoría S-O/D-M/V-LL (o sea un encendedor de bosques especialidad sudoeste, diurno, matinal, licenciatura en verano lluvioso), llamado Juan Sentido-Común, dijo que el problema era muy fácil de resolver. Todo consistía, según él, en que primero se matara al cerdo elegido, se lo limpiara y cortara adecuadamente, y se lo pusiera en un enrejado metálico o armazón sobre unas brasas hasta que por efecto del calor y no de la llama se encontrara a punto.


“¿Matar?”, exclamó indignado el Administrador de Forestación.
“¡Cómo vamos a hacer que la gente mate! Ahora el que mata es el fuego. ¿Nosotros matar? ¡Nunca!”


Enterado el Director General de Asamiento, lo mandó llamar. Le preguntó qué cosas raras andaba diciendo por ahí, y luego de escucharlo, le dijo: “Lo que usted dice está bien, pero sólo en teoría. No va a andar en la práctica. Más aún, es impracticable.

Veamos, ¿qué hace usted con los anemotécnicos, en el caso de que se adopte lo que sugiere?”

“No sé”, respondió Juan.

“¿Donde se coloca los encendedores de las diversas especialidades?”

“No sé”.

“¿Y los especialistas en semillas, en maderas? ¿Y los diseñadores de establos de siete pisos, con sus nuevas máquinas limpiadoras y las perfumadoras automáticas?”

“No sé”.

“Y a los individuos que han ido al extranjero a perfeccionarse durante años, y cuya formación ha costado tanto al país, ¿los voy a poner a limpiar cerditos?”

“No sé”.

“Y los que se han especializado todos estos años en integrar Congresos y Seminarios y Jornadas para la Reforma y Mejoramiento del Sistema, si lo suyo resuelve todo, ¿qué hago con ellos?”

“No sé”.

“¿Se da usted cuenta ahora de que la suya no es la solución que necesitamos todos?
¿Usted cree que si todo fuera tan simple no la hubieran hallado antes nuestros especialistas?
¡A ver! ¿Qué autores dicen eso? ¿Qué autoridad puede avalar su sugestión?
¡Usted se imagina que yo no puedo decirles a los Ingenieros en Anemotécnica que es cuestión de poner brasitas sin llama!
¿Y qué hago con los bosques ya preparados, a punto de ser quemados, que sólo poseen madera apta para el fuego-en-conjunto, cuyos árboles no producen frutos, cuya escasez de hojas hacen que no sirvan para sombra? ¿Qué hago? ¡Dígame!”

“No sé”.

“¡Qué hago con la Comisión Redactora de Programas de Asado, con sus Departamentos de Clasificación y Selección de Cerdos, Arquitectura Funcional de Establos, Estadística y Población, etc.?”

“No sé”.

“Dígame: el ingeniero en porcopirotecnia, ¿no es una extraordinaria personalidad científica?”

“Sí. Parece que sí”.

“Bueno. El simple hecho de poseer valiosos y extraordinarios ingenieros en pirotecnia indica que El Sistema es bueno. Y, ¿qué hago yo con individuos tan valiosos?”

“No sé”.

“¿Ha visto? Usted lo que tiene que traer como solución es cómo hacer mejores anemotécnicos, cómo conseguir más rápidamente encendedores del oeste (que es nuestra dificultad mayor), cómo hacer establos de ocho pisos o más, en lugar de sólo siete como ahora. Hay que mejorar lo que tenemos, y no cambiarlo. Tráigame usted una propuesta para que nuestros becarios en Europa cuesten menos, o cómo hacer una buena revista para el análisis profundo del problema de la Reforma del asamiento. Eso es lo que necesitamos. Eso es lo que el país necesita. ¡A usted lo que le falta es sensatez, Sentido-Común! Dígame, por ejemplo, ¿qué hago con mi buen amigo (y pariente) el Presidente de la Comisión para el Estudio para el Aprovechamiento Integral de los Residuos de los ex-Bosques?”


“Realmente estoy perplejo”, dijo Juan.


“Bueno. Ahora que conoce bien el problema, no vaya por ahí diciendo que usted lo arregla todo.
Ahora ve que el problema es más serio y no tan simple como se imaginaba. Uno desde abajo y desde afuera dice: “Lo arreglo todo”. Pero hay que estar adentro para conocer el problema y saber las dificultades. Ahora, entre nosotros, le recomiendo que no insista con lo suyo porque podría traerle dificultades con su puesto. ¡No por mí! Yo se lo digo por su bien, porque yo lo comprendo; yo le entiendo su planteo, pero, usted sabe, puede encontrarse con otro superior menos comprensivo, usted sabe cómo son, a veces ¿eh?...”


El pobre Juan Sentido-Común ni dijo ni Mu.

Sin saludar, entre asustado y atontado, con la sensación de estar caminando cabeza abajo, salió y no se le vio nunca más.

No se sabe dónde fue.

Por eso es que dicen que en estas tareas de reforma y mejora del Sistema, falta Sentido-Común.


de Gustavo F. J. Cirigliano; La escolaridad enjuiciada,
cap. 25; Humanitas, Bs. As., 1974.
La Fábula de los cerdos asados fue publicada originariamente
en la revista Cátedra y Vida, Buenos Aires, 1959,
y luego en la revista Phi Delta Kappa, de los EE.UU.,
en inglés, noviembre de 1960, gracias a la ayuda del Dr. Hobert W. Burns.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Educación prohibida



"La Educación Prohibida" es un proyecto de largometraje documental que trata sobre diferentes estructuras, modelos, principios educativos que fueron gestándose en las ultimas décadas con la idea de que la educación debe apuntar al crecimiento integral del ser humano desde los aspectos físico, emocional, mental y espiritual" (www.educacionprohibida.com.ar)


Es un movimiento ciudadano que nace Argentina en el año 2009, encabezado por un grupo de jóvenes estudiantes y recibidos del área de comunicación audiovisual y que hoy cuenta con colaboradores en prácticamente en todo el mundo hispanoparlante.

domingo, 25 de julio de 2010

Nescafé será la nueva Coca-Cola

Recuerdan que a mediados de los 80, la Coca Cola Co. y Pepsi Co. no se daban un centímetro de ventaja. Nació lo que en esa época se llamó “La guerra de las Colas”, con su famosa invitación a degustar ambas gaseosas con los ojos vendados y luego dar un veredicto. Es una de las campañas de marketing más recordadas de las últimas décadas.

Por qué se llegó a eso?. Ocurre que desde la década de los ’70, Pepsi venía ganando mercado de manera sostenida en los Estados Unidos y de acuerdo a los análisis de su competidor, se debía al mayor grado de dulzura. Coca Cola, decidió hacer algo e inició estudios de sabor con una fórmula más dulce. El 55% de los encuestados prefirió esta nueva propuesta, lo que a juicio de los ejecutivos, era suficiente prueba para cambiar la fórmula y de esta manera evitar dividir el mercado.

Se lanza entonces, la “Nueva Coca-Cola”, más dulce e incluso en nuevo formatos. Como resultado, un desastre pocas veces visto en la historia. El público no aceptó el cambio. No estaban dispuestos a consumir esa nueva bebida y no tardó en hacerlo saber. Repercutió muy fuerte en los estados financieros de la compañía.

Luego de 77 días de haber lanzado con un gigantesco despliegue de marketing, la “nueva Coca-Cola” sería nuevamente reemplazada por la “Coca-Cola Clásica”. Lo que habían pasado por alto, era que la Coca-Cola, es un símbolo para los estadounidenses y los símbolos no se tocan.

Recuerda usted las imágenes del 11S y los rostros de esas personas, cuando veían impotentes y con lágrimas, como caían las torres gemelas. Algo similar pasó con ese frustrado cambio.

En Chile, hace un par de meses, la compañía con base en Suiza, Nestlé, introdujo un cambio en su producto estrella el “Nescafé Tradicional”, un café en polvo y que venía en tarros de distintos tamaños, con una etiqueta en color café (que si bien por diseño no ganaría un concurso, cumplía con lo que se espera) y que se ha comercializado por décadas en esa presentación. Este cambio, de acuerdo a la publicidad que nos inunda por estos días, nos ofrece un “Nuevo Nescafé”. Claro que el de ahora es granulado y en envase de vidrio.

Entre las bondades que Nestlé nos cuenta, está que trae “un sabor intenso y que requiere menor cantidad para obtener el mismo sabor”, en otras palabras, use menos cantidad y tendrá el mismo rendimiento. Para complementar, nos hablan de la utilidad de un envase de vidrio, que lo aplaudimos desde el punto de vista de protección al medio ambiente, pero que no aporta al sabor, aroma ni rendimiento.

Dejo planteada la inquietud, el “nuevo Nescafé” tendrá que provocar un desastre en las cuentas de la compañía para que los iluminados ejecutivos, vuelvan al “Nesacafé Tradicional”. O quizás, una tercera opción sería dejar ambos a disposición del público y que seamos nosotros quienes tomemos la decisión. Mal que mal, por años nos han convencido, que el público siempre tiene la razón.

Ahora, me prepararé un café (de otra marca, claro está)…

Luis Ponce Torres

Consultor de negocios



sábado, 3 de julio de 2010

Educación de hoy: fábrica de empleados

Desde hace un tiempo participo en diversos grupos de profesionales, en el portal Linkedin, hace unos días publiqué un post que me gustaría compartir. Como esta no es la verdad absoluta, ni pretende serlo, espero sus aportes para enriquecer y aclarar posiciones.

Esta reflexión surge ante la inquietud, que parece ser más o menos generalizada en el contexto de habla hispana del por qué las escuelas de negocios y universidades dar mayor énfasis en preparar empleados y no emprendedores.

“Hay una serie de conductas que las Universidades o el sistema tradicional educativo, difícilmente podrán enseñar.

El debate se suele centrar en el "emprendedor" como sinónimo de empresario independiente, sin embargo, es preciso recordar que el emprendimiento, es mucho más que un negocio que genere rentabilidad al final del día. Para mí ser Emprendedor, es una "actitud de vida", es la manera como te paras ante el mundo. Puedes ser emprendedor un estudiante de 7 años, que sabe que debe realizar sus deberes escolares y los realiza, sin necesidad que sus padres deban estar vigilándolo (y en esto no hay lucro), puede ser emprendedora una recepcionista en una oficina pública, cuyo interés es solucionar problemas a los demás y lo hace, sin importar que quizás eso no esté dentro de su labor...

El emprendedor-empresario, es uno más dentro de esta lista...

La educación tradicional, no sólo no incentiva a los emprendedores-empresarios, derechamente los reprime (con las obvias excepciones) por una situación muy simple. No saben como hacerlo y lo que es aún peor, no tienen interés en saberlo. Se conforman con ofrecer seminarios de medio día, un par de veces en el año. Organizar una feria de ideas de negocios, que por lo general se reciben ideas muy malas, por que los estudiantes, no han sido preparados para saber "descubrirlas".

La situación anterior, tiene múltiples causas.

a) Las universidades no cuentan con profesionales calificados para enseñar estas materias (empresarios-docentes).

b) Se enseña algo que ya nadie necesita. (contenidos de los programas están obsoletos).

c) Las autoridades universitarias, incluido docentes, cuidan su trabajo y por tanto cuando aparece alguien dispuesto a desafiar lo establecido, de una u otra forma lo desacreditan, aíslan, hasta que el tipo se aburre y se va. (para que malgastar energías en donde nadie tiene interés)

d) No saben como hacerlo y no quieren saberlo (ya lo había dicho)

e) No están dispuestos a invertir en programas bien diseñados, con buenas metodologías, docentes competentes, empresarios involucrados e inversionistas asociados. Entre otras, muchas causas, dependiendo el país…

En mi actividad profesional de consultor y docente, he leído miles de ideas y créanme que en promedio no aparece más de 1 idea brillante por año y estoy siendo generoso. De las que podríamos calificar como buenas, unas 5 y el resto a la basura...

En Latinoamérica y en especial en Chile, no hay cultura emprendedora. Se espera que el Estado te solucione los problemas y te sientas a esperar...

Un emprendedor más que dominar herramientas determinadas, debe tener "pasión, correr riesgo, tener coraje y quizás una dosis de suerte" y agregaría, dispuesto a estar en aprendizaje permanente...Si tiene estos ingredientes las herramientas las irá aprendiendo, ya que es capaz de darse cuenta que las necesita. Pero al revés no funciona, un tipo con todas las herramientas, si no tiene lo otro, será eternamente empleado.

Luis Ponce Torres

Consultor

Puedes seguir el debate completo en Linkedin



martes, 29 de junio de 2010

Las leyes fundamentales de la estupidez humana (2/4)


Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación

A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:

a. personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;

b. día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.

La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.

Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.

El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello azul" existía una fracción σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores "de cuello blanco" y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad. Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.

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